Tengo un amigo que gana un 3,7% más
Osease, que le han subido lo que religiosamente tocaba. Porque claro, como Don IPC Anual ha subido un 3,7%, pues toma ya, 3,7% para mi colega. Pero si hubiese subido un 50,8%, seguro que su jefe no habría aplicado tan magistralmente la condenada “regla de 3”.
El caso es que, índices económicos aparte, por lo general la vida sube un huevo y medio más que los sueldos. Así, la relación euro-pesetas de los que hemos gozado como niños poniendo 20 duros para jugar al futbolín es desmoralizadora a la hora de gastar:
50 EUROS = 5.000 PESETAS
Y muy hija de puta a la hora de cobrar:
200.000 PESETAS = 1.200 EUROS (QUE NO SE PARECEN NADA A LOS 2.000 QUE CORRESPONDERÍAN)
Lo de que 1 euro son 166,386 pesetas y 6 euros son 1.000 pelas que nos vendía la familia Pérez se ha quedado en el olvido. Y un claro y simple ejemplo de esto son los futbolines. Porque, que yo sepa, todavía no han cambiado el muñeco de Paco Buyo por el de Casillas, ni han pintado de color el de Julito Salinas para que “corra como un negro y viva como un blanco”.
No me extraña nada que, ante tal cúmulo de desequilibrios, también se nos presenten casos tan paradigmáticos como el de Marlboro, que ha bajado 40 céntimos (40 pesetas para vendedores o casi 70 para compradores) y que por primera vez está más barato que el Fortuna.
O como el de Banesto, que siguiendo la línea del “adiós a las comisiones” (JA!! – me río-), se han vuelto locos y, si domicilias tu nómina, te la engordan el primer mes con 150 eurazos (15.000 pesetas para todos menos para mi amigo, que le diré que son 5.000 durazos para animarle y hacerle olvidar el IPC).